domingo, 6 de diciembre de 2009

"Mi fuerza es mi silencio" Akiane Kramarik










«Enseño y ellos escapan. Escucho y ellos acuden. Mi fuerza es mi silencio». Akiane Kramarik escribió este poema con tan sólo once años. La poesía es una de las pasiones de esta adolescente que desde muy pequeña escribe, compone música y, sobre todo, pinta. 

UN DON ESPECIAL PARA PINTAR 
Hija de un norteamericano y una lituana, la pequeña Akiane, a los cuatro años, comenzó a dibujar aquellas cosas que soñaba. Sus padres, que no le habían dado ninguna educación religiosa, percibieron el impresionante talento de la pequeña. Ella percibía que sus pinturas procedían del mismo corazón de Dios. «Hablaba con Dios cada noche, y luego podía sentir su inspiración al pintar».
   Así que desde muy pequeña lo tuvo claro: «Quiero que todos sepan cómo es Dios, tan grande, tan maravilloso como yo lo percibo», argumenta al explicar la temática espiritual de muchos de sus trabajos. 
Uno de los más conocidos se trata del retrato de Cristo, que tituló «El príncipe de paz». Poco después, pintó al mismo Cristo orando por sus enemigos, en el cuadro llamado «Padre, perdónalos». 
  Entre sus virtudes expresivas se encuentra la transmisión precisa de las miradas, llenas de contenido y profundidad. Los retratos de niños, personas de otras culturas, o su misma familia, reflejan una intención conciliadora. «Creo que mi arte puede llegar a muchas personas y hacerlas pensar en la paz, el amor de Dios es para todos».
Esta «niña prodigio», no va al colegio, sino que su educación se forja en casa, lo que le deja más tiempo para pintar y escribir poesía. De su producción escrita ya ha publicado dos libros. Entre sus aficiones está también tocar el piano, la lectura y el baile. 
Gracias a su talento y testimonio, toda su familia se acercó a la fe en Dios. 

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