lunes, 25 de junio de 2012



Una tarde, Rabiya -una famosa mística sufí- estaba buscando algo en la calle, junto a su pequeña choza. Se estaba poniendo el sol y la oscuridad descendía poco a poco. La gente fue congregándose , y le preguntaron:-¿Qué haces? ¿Qué se te ha perdido? ¿Qué estás buscando?Ella contestó:
-Se me ha perdido la aguja.
La gente dijo;
-Se está poniendo el sol y va a resultar muy difícil encontrar la aguja, pero vamos a ayudarte. ¿Dónde se te ha caído exactamente? Porque la calle es grande y la aguja pequeña. Si sabemos exactamente dónde se ha caído resultará más fácil encontrarla.
Rabiya contestó:
-Más vale que no me preguntéis eso, porque en realidad no se ha caído en la calle, sino en mi casa.
La gente se echó a reir y dijo:
- ¡Ya sabíamos que estabas un poco loca! Si la aguja se te ha caído en casa, ¿Por qué la estamos buscando en la calle?
Rabiya replicó:
-Por una razón tan sencilla como lógica: en la casa no hay luz y en la calle aún queda un poco de luz.
La gente volvió a reirse, y se dispersaron. Rabiya los llamó y dijo:
- ¡Escuchadme! Eso es lo que hacéis vosotros. Yo me limitaba a seguir vuestro ejemplo. Os empeñáis en buscar la dicha en el mundo exterior sin plantear la pregunta fundamental:
"¿Dónde la has perdido?". Y yo os digo que la habéis perdido dentro. La buscáis fuera, por la sencilla y lógica razón de que vuestros sentidos están abiertos hacia el exterior. Por lo demás os aseguro que no la habéis perdido ahí, y lo digo por experiencia propia. Yo tambien he buscado fuera, durante muchas, muchas vidas, y el día que miré dentro me llevé una sorpresa. No hacía falta buscar y registrar; siempre había estado dentro.

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